Por Alberto Quero
ENDECHAS DEL INVISIBLE
Hesnor Rivera
Desde hace cierto tiempo
pasan con demasiada frecuencia frente a la puerta de mi casa gentes de tan comunes increíbles. Un anciano y un niño van hablando sobre los peligros del sol cuando el viento se quema como una tela dorada. Una mujer muy sola hace gestos y muecas de desesperanza como extraídos de sus sueños recientes. Los observo y ellos no pueden verme porque la tristeza me ha tornado invisible. Otras veces la noche arroja sobre las aceras restos de cosas muertas pero todavía tibias que el esqueleto de un astro. Salgo para respirar el humo de los amaneceres parados en la rama de la ventana. Los vecinos despiertan y conversan sobre el calor meridiano -sobre sus menesteres en los mercados y los malecones tendidos como bestias azules a orillas de la falda del lago. Los contemplo pero no pueden verme porque la tristeza me volvió invisible. Un extraño recuerdo viene a cantar todas las tardes desde el suelo del techo. El canto se refiere siempre a un viaje -a países con semblante de montaña náufraga. Con cabellera de desierto que se devora a sí mismo. Se refiere a un viaje y a la fiebre del amor contraída entre las piedras y las ruedas siempre en llamas de los inviernos del sur. Mis amigos oyen que sollozo en el patio pero no pueden verme porque de seguro la tristeza me ha tornado para siempre invisible. ITINERARIO El invisible sale subrepticiamente sobre todo en horas de penumbra: el amanecer o el comienzo de la noche impiden que lo delate su sombra. (Porque él conserva todavía su sombra de llamativos tonos azules -con olores de tormenta muy próxima) Para llegar a su destino da largos rodeos por los suburbios. Allí ve una vez más a los niños que ocupan su lugar de antaño vendiendo hayacas -tocando de puerta en puerta la pobreza de la gente de los Haticos -el desamparo todavía vigente en las barriadas donde el hambre da fiebre. El invisible puede ser visto por quienes le oyen disertar sobre poemas -sobre magias y aventuras antiguas. Pero por lo común se marcha repentinamente. Lo persigue la maravillosa amenaza del amor y sus risueños fantasmas. A mediodía vuelve a la casa como siempre más que nunca enamorado del mundo. Pero se percata de que alrededor sus libros desaparecieron. Se tornaron invisibles en sus marcos las fotografías. Y hasta la cama donde la memoria paría poco a poco sus sueños y la imaginación inventaba recuerdos ya según parece no existe. Sólo queda el espejo. El invisible toca en su superficie el frío de las imágenes que para siempre se fueron -la ceniza de azogue de un tiempo cuya gran tristeza también lo ha tornado invisible. SIN SEMEJANZAS NI IMÁGENES Entro por la puerta de tus ojos -por el techo de tu piel a los aposentos del deseo que ya no sé si es tuyo o mío. Y eres una vez más la piedra tierna sobre cuyas membranas teje mi corazón la tela de las más rojas ternuras. Y eres la llamarada fresca que los astros vierten sobre el sitio donde los enamorados se aman. ¿Cómo no comprender entonces la alegría que hace posible cuando pasas el nacimiento de los bellos parques? ¿Cómo no entender que crezcan flores a expensas de la sed que te cubre mientras duermes?
Ahora mismo cuando acabo
de beber en tu boca la significación del alba reaparecen en mis manos de pronto los nombres de las cosas perdidas -los números sobre los secretos de la felicidad más antigua,. Si te tienes como ahora a mi lado podré saber con exactitud el paso de los tiempos por la forma como giren tus senos. Sabré de las mareas -de las migraciones y las cosechas lunares si abres los labios y tu lengua me toca. Dentro de tu boca sin duda comienza y muere y resucita una eternidad que no admite semejanzas ni imágenes. |
ENDECHAS OF THE INVISIBLE ONE
Traducidas por Alberto Quero
For quite a while
and rather frequently
people so common that they are
incredible,
walk by before my house door
An old man and a child
go by as they talk
about the dangers of the sun
when the wind gets burned
as a golden fabric.
A very lonely woman
makes gestures and grimaces
in hopelessness,
as they were extracted from her
recent dreams
I observe them and they
cannot see me
because sadness has made me
invisible.
Other times
it throws on the sidewalks
debris of dead things
but still warm
as the skeleton of an star
I go out to breath
the smoke of the dawns
that are standing on the window
branch
The neighbors wake up
and talk about the noon-time heat,
about their duties
in the markets and the piers,
lying like blue beasts
on the side of the lake
I stare at them but they cannot
see me because sadness
made me invisible
A strange memory
comes to sing every afternoon
from the roof bottom
The song is always about
a trip –about countries
with the visage of a shipwreck
mountain
With a mane
of a desert
that devours itself
It is about a travel
and about the love fever
contracted
between the always flaming
stones and wheels
of the southern winters
My friends hear
that I sob in the patio
but they cannot see me
because sadness
has surely
made me forever invisible
ITINERARY
The invisible one goes out
surreptitiously
especially in the dim hours:
the dawn or the beginning of the
night
prevent him from being denounced
by his shadow
(Because he still
keeps his shadow,
one in vivid blue nuances
with the smells of a very near
storm)
In order to reach his destination
he rounds up across the suburbs
Once again there he sees the
children
that occupy their ancient place
selling hayacas
-knocking on every door
the poverty of the people
from Los Haticos –the helplessness
still lives in the slums
where hunger leads to fever
The invisible one can be seen
by those who listen to him
disserting
about poems –about magic
and ancient adventures.
But what is common leaves
suddenly.
The wonderful threat of love
and its cheerful ghosts
chase him
By noon
he comes back home
as always and more than ever
in love with the world.
But he realizes
that his books disappeared around
The photographs
became invisible in
their frames. And even the bed
where the memory used to give
birth,
little by little, his dreams
and imagination used to invent
memories,
that bed apparently does not exist
anymore
There is only the mirror left.
The invisible one touches
on its surface the coldness
of the images
that are gone forever
-the quicksilver ash
from a time whose great sadness
has also turned invisible.
WITHOUT SIMILARITIES NOR IMAGES
I enter through the door
of your eyes
-by the roof of your skin
I enter the rooms of desire,
one which I no longer know if it
is yours or mine
And once again you are
the tender stone
over whose membranes
my heart weaves the fabric
of the reddest tenderness.
And you are the fresh flame
that the stars spill over the
place
where those in love, love one
another.
Then, how come you do not
understand
the happiness
you make possible when you walk
by,
in the birth of the pretty parks?
How come not to understand
that flowers may grow on the
expense
of the thirst that covers you up
while you sleep?
Right now, when I have just drank
from your mouth
the meaning of the dawn,
the name of the lost things
suddenly reappears on my hands
-the numbers over the secrets
of the most ancient happiness.
If you stand by my side, as you do
now,
I could exactly know
the way time goes by
because of the way your breasts
may turn.
I will know about the tides
-about migrations and about moon
harvests
if you spread your lips
and your tongue touches me
Undoubtedly, inside your mouth
begins and dies and resurrects
an eternity that does not admit
neither similarities nor images
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