martes, 3 de junio de 2014

En la Red de los Éxodos

Por Hesnor Rivera

Puerto de Maracaibo 1939

I

-“Has crecido como un gato salvaje”

Era lo que proclamaba el viejo
guerrillero de oriente.
El majestuoso abuelo desde lo alto
de los taburetes rojos
como sus nostalgias oceánicas.

Del lado adentro de la casa
-ah! El retiro memorial de los cirios
suculentos para el ciempiés en acecho.
Del lado adentro de la ventana
allá en los barrios hacia el sur
donde nunca amanece –y es mentira
porque amanece ahora este vez para siempre:
Del lado adentro la penumbra
de las calamidades cada vez más extrañas
era la piel viva de la red de los éxodos.

¿De dónde aquellas tazas y esos trastos
oliendo todavía a tentaciones íntimas
a pesar de tanta travesía en el tiempo?
¿De dónde esos trofeos y esos ramos
de novia nacida por lo visto extinta
sobre un paisaje que desconozco?

Esta ciudad nos llama –nos arrastra
con sus torbellinos que dan vueltas
alrededor de los meses ardientes.
Con sus cañadas de apariencias angélicas.
Las vimos espolear a los niños
-cabalgaban dormidos el cadáver
de la casa al trote hacia las bocas del Lago.

Esta ciudad nos lleva -nos confunde
con la rueda de avanzar ella misma.
Y quien nunca ha partido o no ha querido
partir nunca siente de improviso
que ya está de regreso.

-“En la red de los éxodos creciste
como la bestia de algún dios resurrecto”.

II

Puedo verte en las sombras
casi invertidas en antorchas húmedas
por el giro contradictorio
de la soledad y el deseo.

Puedo verte al solo resplandor
de los cetáceos rojos que alucinan
a mis sentidos demasiado solemnes.

Puedo verte a la orilla
de mis antepasados marinos
-tenían ramas en los ojos marchitos
-tenían alas en los dientes heridos
-tenían garras en la muerte tatuada.

Puedo verte en el centro
de mis sucesiones oscuras.

Ahora de seguro saltas
en el mar hasta donde
te persigue la noche.

III

Amanece ahora esta vez por el vientre
sideral del fogón. Lo recuerdo.

Junto a las brasas las mujeres fingen
enfermedades misteriosas y antiguas.

Pretenden retardar el viaje
desolado de los seres queridos:

-La muerte o la evasión repentina
o la desaparición por hambre o por amor
concebidas bajo el techo caliente.

Por encima de su lomo gramíneo
batían  palmas la tempestad y el trueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario